Universidad de Zaragoza CSIC
Publication Date:  25/06/2020

Cristina Tejel Altarriba, Investigadora del Instituto de Síntesis Química y Catálisis Homogénea (CSIC-UNIZAR), ha modelizado la evolución del COVID-19 en Aragón. El resultado del estudio muestra que el número de contagios en el proceso de desescalada en Aragón está siguiendo una pauta creciente, que debe asociarse fundamentalmente al aumento de la movilidad, de las actividades laborales y del número de eventos sociales de grupos numerosos de la población, es decir, un aumento sostenido en el número de nuevos infectados al que ha seguido un notable repunte en la última semana.

Partiendo de la curva epidemiológica que se siguió durante el confinamiento (en verde), la cual conducía a cero casos a mediados de julio, y que se mantuvo incluso con el efecto de la ‘salida de los niños’, pasamos a otra de mayor pendiente (en rosa) coincidiendo con el efecto de la ‘salida de los adultos’ y de la fase-I. Este aumento en el número de contagios implicaba 250 casos más y 40 fallecidos más, respecto de la curva inicial en verde.

 

 

Durante la fase-II, el comportamiento de la población fue menos respetuoso con las medidas de distanciamiento social e higiene, reiteradamente indicadas por las autoridades sanitarias, ya que se cambió a la curva en azul. Este cambio (aunque aparentemente pequeño) implicaba un aumento en 390 infecciones (por PCR) y en 59 fallecimientos respecto de la curva verde inicial.

El efecto de la fase-III revela un claro y desfavorable repunte en la evolución de la epidemia en Aragón. En la gráfica se muestran un par de posibles extrapolaciones (curvas en naranja). Ambas conducen a cerca de 7.000 infectados totales y llevan asociado un pico de unos 60 nuevos casos diarios a finales de junio.

Un análisis más detallado indica que el salto de la curva del confinamiento a la de la fase-I estuvo asociado, además, a problemas en residencias de mayores de Teruel y Huesca que fueron controlados, mientras que el repunte de la fase-III lo está fundamentalmente con la campaña de la fruta en las comarcas del bajo/alto Cinca, la Litera y en los últimos días también en la zona de Caspe.

En este sentido, las alternativas mostradas en naranja solo consideran el brote en la campaña de la fruta, donde el número de infectados totales así como la anchura de los picos en la curva de los casos diarios reflejan el mayor (línea discontinua) o menor (línea de puntos) control en las cadenas de trasmisión. No hay que perder el referente de que si aparecen nuevos brotes con un origen diferente, la situación empeoraría en gran medida.

Ahora bien, que se conozca el origen de un repunte no significa que el problema esté resuelto, ya que por mucho que se esfuercen los profesionales sanitarios en localizar/rastrear los contactos para romper las cadenas de transmisión, si la población no contribuye a no contagiarse, su comportamiento será parte del problema y no de la solución.

Es posible que los casos recientemente detectados en una residencia de Lérida, de algunas familias en Monzón o de trabajadores en Caspe deriven de un mismo foco inicial, pero si empieza un proceso de trasmisión comunitaria, con casos de origen desconocido, es probable que volvamos a empezar… y ya sabemos lo que ocurrió.

Un aspecto ciertamente positivo es que de los más de 100 casos detectados en Huesca en los últimos días, cerca del 70 % son asintomáticos o con síntomas leves, lo cual no compromete la capacidad hospitalaria de Aragón. De hecho, el número de hospitalizaciones debidas a la covid-19 desde el 22 de mayo se mantiene en un suave crecimiento lineal, con cerca de tres ingresos diarios.

 

 

 

 

Sin embargo, la faceta negativa y preocupante del elevado número de asintomáticos es que muchas personas aparentemente sanas son focos de contagio, que en sus desplazamientos e interacciones con otras personas proporcionan al virus nuevas oportunidades para su expansión. Además, estos asintomáticos son detectados por el sistema de Salud si se encuentran en una cadena de transmisión identificada, pero difícilmente pueden serlo si provienen de focos desconocidos.

En este contexto, debemos adquirir la conciencia de que cualquiera de nosotros puede ser un foco de contagio y actuar con la responsabilidad necesaria para evitar contagiar al resto. Es nuestra única opción hasta la llegada de la esperada vacuna. En otras palabras, nuestra propia salud en esta situación depende de cómo cada uno de nosotros protejamos a los demás.

Para la simulación de los datos, Cristina Tejel Altarriba, Investigadora del Instituto de Síntesis Química y Catálisis Homogénea, ISQCH (CSIC-UNIZAR), ha utilizado los datos publicados en la página web Gobierno de Aragón y el Modelo Matemático de Gompertz (forma Wo), un modelo ampliamente utilizado en biología o medicina, así como en la propagación de epidemias.

 

Actividad de I+D+i realizada por la Universidad de Zaragoza a través de sus Institutos Universitarios de Investigación, propios y mixtos, financiada por el Gobierno de Aragón